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Damas de Blanco es un movimiento de mujeres ataviadas con vestidos de ese color, que semanalmente acuden al oficio religioso que se efectúa en la iglesia Santa Rita, Miramar, y luego marchan por la Quinta Avenida para demandar la liberación incondicional de todos los presos políticos cubanos. Las acciones del grupo han resultado las más efectivas para lograr sus objetivos.

El movimiento de las Damas incluye a mujeres de diversas creencias religiosas, disímiles opiniones políticas, así como a aquellas que no profesan las unas ni las otras; todas aglutinadas alrededor del valor y la perseverancia de Laura Pollán.

Esta paradigmática señora es la esposa del preso de conciencia, Ing. Héctor Maseda Gutiérrez; detenido durante la ola represiva conocida como Primavera Negra de 2003, y sancionado a 20 años de privación de libertad. Hasta ese instante Laura ejercía como profesora de Lengua Española y Literatura en una escuela de enseñanza media del municipio Centro Habana; jamás había participado en actividades opositoras, porque “nunca me ha gustado la política, por considerarla un factor de división entre los seres humanos”. No obstante, ella respetaba las actividades de Maseda.

Los acontecimientos derivados de la detención del Grupo de los 75; el maratónico proceso judicial a que fueron sometidos, y las exorbitantes sanciones que se aplicaron a los detenidos, motivaron que entre los familiares de los presos surgieran lazos de solidaridad que, de forma gradual, los llevó a convertirse en el grupo civilista más reconocido, dentro y fuera de la Isla.

La organización se fundó en la vivienda de Laura, sitio de reunión de las mujeres que llegaban a La Habana desde en interior del país; paulatinamente, ellas constataron el carácter, valor e inteligencia de Laura, a la cual muy pronto identificaron con la líder que necesitaban para convertirse en la voz de sus familiares presos.

Ya es historia que las acciones de las Damas de Blanco obligaron al régimen de los Castros a pedir la mediación de la Iglesia Católica, lo que propició la excarcelación de numerosos presos políticos, aunque ellas continuarán sus protestas hasta que todos los encarcelados sean liberados.

La actitud sostenida por Laura Pollán, a pesar de sus 62 años la convierte en artífice de lo que se consideraba un “sueño imposible”: abrir las puertas de Cuba al futuro.

Llegado el momento de implementar las medidas reales y necesarias para lograr la reconciliación de los cubanos en el proyecto de sacar a Cuba de la quiebra en que se encuentra, ¿alguien duda del derecho que poseen Pollán y las Damas de Blanco de ser participes esenciales en este propósito?

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Autor: Guillermo E.Pardo/Cubanet