Recuerdo aquella mañana algo fría, 3 de abril de 2003, en la que apenas cerré los ojos la noche anterior por la desesperación que tenía y el miedo.

¿Qué le iban hacer a Nelson? Pues este gobierno es capaz de la barbarie más grande que un ser humano se pueda imaginar. Nelson es un humilde opositor desconocido por los cubanos y por supuesto por la comunidad internacional, y sé que el gobierno es muy feroz con los infelices desconocidos.

Salí de mi apartamento casi de noche, a mi no me habían citado para el juicio, traté de contratar a un abogado para que lo defendiera. Llegué al tribunal municipal en la calle Carmen y Juan delgado en el Municipio de 10 de Octubre, demasiado temprano, pero ya habían tomado las calles aledañas los Agentes de la Seguridad del Estado (D.S.E), pero vi en una esquina a una agencia de prensa extranjera y corrí hacia ella y le dije: «Rápido quiero denunciar la monstruosidad que van a cometer allá dentro contra los pacíficos opositores, les están haciendo un juicio sumarísimo y eso sólo se hace en un país cuando está en guerra y que yo sepa en Cuba no hay guerra». Pero no pude hablar mucho más, en eso venía sobre mi un hombre del D.S.E y me llevo del lugar para que no hablara con la prensa.

Una vez dentro del local me horrorice, estaba repleto de personas todos del gobierno aunque estaban vestidos de ropa civil. Allí sólo podían entrar uno o dos familiares del preso y eran solo seis presos. ¿De dónde salía tanta gente? aquello era todo un circo.

Los presos eran: Marta B. Roque Cabello, Arnaldo Ramos Lauzerique, Nelson Molinet Espino, Juan Adolfo Fernández Sainz, Mijail Barzaga Lugo, y mi esposo Nelson Alberto Aguiar Ramírez.

Comenzó el circo, allí lo único importante fue el destape de Aleida Godinez Soler, la agente Vilma, que trabajaba en la Asamblea para Promover la Sociedad Civil que dirige Martha Beatriz.

Nunca podré olvidar aquel horrible día, pues se pasaron todo el tiempo hablando y mostrando pruebas tontas y banales. Lo que dijeron contra Nelson no era para condenarlo ni a un día de prisión: «Que estaba interesado en obtener provecho económico del gobierno de los Estados Unidos, que repartió 50 radios marca tecsun a los disidentes para que oyeran la emisora contrarrevolucionaria José Marti, que en el registro de mi casa se encontró abundante literatura de contenido contrarrevolucionario, que Nelson se relacionaba con elementos desafectos al Estado socialista y, por último, que Nelson recibía medicinas por la Agencia CubaPacks».

¡Que pruebas tan contundentes para condenarlo a 13 años de prisión al otro extremo del país, a un régimen de máxima
seguridad, en celdas muy pequeñas, de un metro y medio por tres, tapiadas, húmedas, sucias, con filtraciones, sin luz eléctrica, sin agua potable, pues la que le daban tenia gusarapos que le provocaban constantes diarreas, sin instalación sanitaria, sólo había en el piso un hueco que le dicen el ¨turco¨ pegado a su cabeza por donde salía una peste insoportable y todo tipo de alimañas, alacranes, ratas, jubos, moscas, mosquitos, cucarachas inundaban la reducida celda; el colchón sucio, roto con peste, relleno de cualquier basura menos de lo que debería llevar, sin una mesa o silla donde poder sentarse, tenía que hacerlo en el piso que estaba húmedo en mal estado; con comidas podridas, que lo enfermaban más aún, sin apenas poder caminar, coger sol, sin asistencia religiosa, sin llamadas telefónicas, y la asistencia médica casi nula, sin medicinas, no había en la prisión y no permitían que el familliar se la llevara,etc.etc, los enterraron vivos, los condenaron al EXTERMINIO TOTAL!.

Todos los presos mantuvieron en el juicio una actitud digna, firme, valiente apenas hablaron.

Este es un sistema maquiavelico, pues Nelson no mató a nadie, no es un terrorista. Nelson es un hombre honrado, humilde, valiente, su crimen fue expresar sus ideas diferentes al régimen comunista.

Hoy vuelvo a recodar el juicio-circo.

Autor: Dolia Leal Francisco