La mayoría de los grupos de la disidencia han criticado con dureza al ministro español, y no sólo por marcharse sin recibirlos y encargar al director general para Iberoamérica, Javier Sandomingo, reunirse con ellos un día después de su partida.

Cuestionan sobre todo la conveniencia de la visita y todavía más la utilidad de la creación de un mecanismo institucional para dialogar con las autoridades sobre derechos humanos, el resultado más visible del viaje.

Las Damas de Blanco, el colectivo de mujeres familiares de los 75 disidentes con largas condenas desde la primavera de 2003, fue el primero en poner el grito en el cielo.

Miriam Leyva, esposa de Oscar Espinosa Chepe -uno de los 16 miembros del Grupo de los 75 liberado con una ‘licencia extrapenal’ por motivos de salud- fue especialmente directa en los días de la visita: ‘Moratinos traicionó a nuestros prisioneros y a todas las personas reprimidas desde marzo de 2003′, dijo. Considero que nos debe una excusa por esta humillación y estos acuerdos con un Gobierno que desconoce absolutamente los derechos humanos’.

Laura Poyán, otra de las líderes de las Damas de Blanco, condiciona su valoración de la visita a los resultados. ‘Si dentro de unos días o semanas el Gobierno libera a 10 presos, acerca a sus hogares a los 27 que cumplen condena fuera de sus provincias y les da un trato mejor en la cárcel, entonces puede considerarse que habrá sido fructífera, pero sino es así, es lamentable’.

Autor: Mauricio Vicent (El País)