Héctor Palacios relata sus impresiones al regresar a Cuba
‘Lo primero que impresiona al llegar aquí es la desesperación de la gente’, dijo el martes Palacios en conversación telefónica con El Nuevo Herald. ‘La situación es muy tensa, el problema de la alimentación se ha agravado, y los precios de todos los productos se han disparado en los propios mercados y tiendas del Estado’.
Palacios, de 64 años, y su esposa, la bibliotecaria independiente y Dama de Blanco Gisela Delgado, retornaron el sábado a Cuba en un vuelo procedente de Ciudad de México, luego de una estancia de 11 meses en el extranjero. El gobierno cubano les había otorgado un permiso de salida prorrogable hasta este mes.
‘Debo reconocer que las autoridades fueron respetuosas a nuestra llegada, no hubo ensañamientos’, indicó el opositor, condenado a 25 años de cárcel en la llamada Causa de los 75 del 2003.
Desde que en el 2002 el disidente Oswaldo Payá Sardinas recibió el permiso de las autoridades cubanas para asistir a la ceremonia de condecoración del Premio Sajarov de Derechos Humanos, ningún otro miembro de la oposición cubana había realizado una gira pública por Europa y Estados Unidos para retornar luego a la isla.
Luego de ser liberado con una licencia extrapenal por motivos de salud, en diciembre del 2006, Palacios viajó a Madrid a fines del pasado año por gestión del gobierno de Jose Luis Rodríguez Zapatero. En España fue sometido a una complicada cirugía cardiovascular para implantarle un marcapasos, e inició un tratamiento para sus problemas circulatorios que deberá continuar el próximo febrero.
Durante la permanencia en el extranjero, el matrimonio viajó también a Polonia, República Checa, Eslovaquia, Suecia, Alemania, Estados Unidos y México, países en los que Palacios sostuvo contactos con personalidades políticas y exiliados cubanos para narrar sus experiencias en prisión y hablar sobre la situación actual de la isla.
Desde el comienzo de la gira, insistió en su compromiso de regresar a Cuba para proseguir la batalla por la transformación democrática del país.
‘Regresé para trabajar por Cuba y a reclamar los derechos que me corresponden en mi patria’, declaró Palacios, líder de la coalición Unidad Liberal. ‘Lo que más me interesa es que este país cambie y avance, tengo mucha energía para seguir luchando’.
Su llegada a Cuba coincide con la situación de desastre provocada tras el paso de los huracanes Gustav e Ike, y un enconado debate en torno a la ayuda humanitaria que el gobierno cubano se niega a recibir de Estados Unidos y 25 países de la Unión Europea.
‘He hablado con muchas personas desde que llegué, y todos me dicen que no entienden que el gobierno decida por ellos si recibe o no la ayuda del extranjero’, relató el disidente. ‘Esta es una decisión que debilita y hace más impopular al propio gobierno, porque a todas luces se trata de un capricho, no de un paso lógico’.
Cuba no ha respondido aún oficialmente sobre la cuarta oferta de $6.3 millones en materiales de construcción, anunciada por Washington el pasado fin de semana.
En su periplo internacional, Palacios arribó en abril pasado a Miami, donde reside una parte de su familia. La visita le sirvió también para realizar múltiples entrevistas y contactos con organizaciones del exilio, importantes publicaciones estadounidenses y líderes políticos en Washinghton, incluyendo al candidato presidencial demócrata Barack Obama y representantes de su rival republicano John McCain.
Poco antes del regreso a la isla fue recibido en México por el ex mandatario Vicente Fox, quien preside actualmente la Internacional Demócrata de Centro (IDC). El Nuevo Herald conversó con el disidente en Miami en vísperas de su regreso a la isla.
‘Me reuní con gente de todas las tendencias para contarles realmente lo que pasa en Cuba, porque hay mucha desinformación sobre el tema y el mejor informado es quien está al lado del problema’, explicó.
Entre sus intervenciones más importantes figuró un testimonio ante el Congreso en favor del levantamiento de las restricciones de viajes y remesas, impuestas por el presidente George W. Bush en el 2004.
‘Le pedimos al Congreso que permita venir los cubanos a Cuba, porque el contacto pueblo a pueblo es fundamental para conseguir el cambio en el país’, manifestó Palacios. ‘Y también pedimos que se permitiera el envío de remesas, porque no es concebible impedir que se le mande dinero a un pueblo hambreado… eso termina dañando al gobierno de Estados Unidos, no al de Cuba’.
Sus intercambios con los exiliados cubanos en Miami y otras regiones estadounidenses le convencieron de que la mayoría de sus compatriotas ‘es ajena al odio con que los identifica la propaganda oficial del régimen, y está dispuesta a participar en la reconstrucción del país’.
‘Tenemos que resolver definitivamente esta separación entre exilio y pueblo cubano, porque ambos son la misma cosa’, enfatizó. ‘Todos tenemos los mismos derechos y sufrimos por igual, los de adentro y los de afuera’.
Palacios dijo estar consciente de que su decisión tiene riesgos, pero insistió en que es en Cuba donde debe estar ‘en esta hora en que se avecinan los cambios por los que tanto hemos luchado’.
‘Que tengo miedo, sí, le debo aún 21 años de cárcel al gobierno, aunque también ellos me deben las enfermedades irreversibles provocadas por 14 meses de cautiverio en una celda tapiada’, comentó el disidente.
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Autor: Wilfredo Cancio Isla (publicado en El Nuevo Herald)