Payolibre
Información sobre la visita de Graciela González-Degard, hermana del prisionero de conciencia Ricardo González Alfonso.

El 6 de agosto, al llegar al aeropuerto me pidieron el pasaporte y se demoraron en entregármelo. Siguió un registro exhaustivo de mi equipaje y cartera. No me quitaron ninguna pertenencia. Inmediatamente me llevaron a la Oficina de Inmigración, donde oficiales de la Seguridad del Estado, una mujer de uniforme y un hombre de civil, me dijeron que me harían preguntas sencillas durante breves momentos. Hicieron mucho preámbulo y no acababan de decirme el propósito del interrogatorio. Entonces les dije: yo soy la hermana de Ricardo González Alfonso. ¿Qué quieren Ustedes?

Me contestaron que querían que yo pidiera a Ricardo que se pusiera el uniforme de preso común. Les dije que lo sentía mucho, pero que yo no presionaría a Ricardo para eso; que yo respetaba el criterio de mi hermano. Que nosotros somos una familia honesta, que no mentía, y para nosotros es más importante la dignidad de la persona. Le dije que no amo a ninguna entidad, sino a las personas. Continuaron insistiendo hasta que dije que me iba. Me sentí con tanto stress que al tratar de abrir la puerta, que resultó estar cerrada con llave, ellos abrieron y al salir me desvanecí. Ellos se sorprendieron mucho y trataron de evitar que yo cayera al suelo, pidiendo ayuda. Llegaron dos paramédicos y me condujeron en silla de rueda, igual como yo había descendido del avión, por mis dificultades físicas y la edad (71 años). Luego abandoné el aeropuerto.

El 7 de agosto fui a la Prisión de Máxima Seguridad Combinado del Este en La Habana, como el oficial de Atención a la Ciudadanía había orientado a Alida Viso Bello, esposa de Ricardo, con anterioridad a mi viaje para coordinar las visitas a Ricardo durante mi estancia en Cuba. La Oficial ODALYS me informó que tendría dos visitas, el 12 y el 18 de agosto. Pero el 10 de agosto recibí una llamada telefónica para informarme que no habría visita el 12, sino el 18 y el 19 de agosto, aduciendo la pandemia de Gripe A1H1. Ellos sabían que yo tenía programado el regreso a Estados Unidos, donde resido, el 20 de agosto.

Esa noche del 10 de agosto fui con Álida al Departamento de Contrainteligencia, conocido como Sección 21, que se ocupa de la supervisión de los 75 prisioneros de conciencia. No nos dieron entrada al local, sino que nos atendieron en la acera. Manifesté que no entendía el motivo del cambio de la visita del día 12. El oficial me repitió que estaba así establecido por la pandemia, pero finalmente expresó que el cambio se debía a que Ricardo no quería ponerse el uniforme. (A Ricardo no le expresaron que debía hacerlo ni le informaron de la insistencia que tenían conmigo.) Le comuniqué que al día siguiente me dirigiría a otras instancias del gobierno para procurar que se cumpliera el compromiso inicial de darme visitas y que esta no fuera condicionada ni bajo la presión a que me estaban sometiendo.

En la mañana del 11 de agosto fui al Consejo de Estado, donde me enviaron al Consejo de Ministró y allí me dijeron que tenia que dirigirme al Ministerio del Interior. (El recorrido duró de 9:30 a.m. a 3:30 p.m.) Al Ministerio del Interior llegué a las 10:30 a.m. y me atendió una oficial a las 3:15 p.m. Ella redactó mi queja y regresó con la respuesta de que no era posible adelantar la visita debido a la pandemia. Reiteró que serían el 18 y 19 de agosto, y que por teléfono me confirmarían; confirmación que nunca me dieron.

El 18 de agosto llegué al Combinado del Este a las 12:00 porque debía pasar inspección médica por la llamada pandemia, y la enfermera llegó a las 2:15 p.m. (El encuentro con Ricardo estaba programado para la 1:00 p.m.) La visita duró de 2:30-4:30 p.m. Con la interrupción de un oficial a mitad de ella, para informar que el 19 de agosto: “No habría visita, porque yo me había equivocado con la fecha”.

Ricardo González Alfonso fue condenado a 20 años de prisión en la primavera del 2003.

Enlaces: Solidaridad Española con Cuba

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Autor: Payolibre