El ex preso político Sigler Amaya deberá regresar a Cuba
Europa Press
El ex preso político cubano Ariel Sigler Amaya deberá regresar a la isla una vez que culmine su tratamiento médico en Estados Unidos porque el visado humanitario que le otorgó Washington es ‘temporal’ y solo tendrá validez mientras esté en proceso de recuperación, informó este martes el disidente a Europa Press.
La sección de intereses norteamericana en La Habana aprobó la semana pasada el visado humanitario para que Sigler Amaya pueda llegar a Miami, donde reside un hermano, y ser tratado por un equipo médico especializado. Actualmente, está tramitando su pasaporte para solicitar ante las autoridades migratorias cubanas un permiso de salida que confía pueda ser otorgado en una semana.
‘No es una salida definitiva, es temporal’, aclaró el disidente, porque Estados Unidos emitió un visado ‘con estatus humanitario y no de residencia y eso lleva consigo que una vez dado mi restablecimiento debo regresar a Cuba’.
El tiempo que podría permanecer en territorio norteamericano aún no ha sido establecido, pues todo dependerá de lo que determinen los especialistas que le atiendan en Miami. ‘Lo que sí es seguro es que voy a volver porque la autorización solamente para que reciba atención’ sanitaria, insistió el ex prisionero de 47 años.
Pese a esta limitación, Sigler Amaya se mostró satisfecho por este ‘gesto’ de Washington y expresó su deseo de retornar a la isla a continuar ‘luchando’ desde la oposición al régimen de los hermanos Castro. ‘No voy a cesar, voy a continuar mi batalla por la liberación de todos los presos políticos’, afirmó.
Sigler Amaya, uno de los detenidos de la llamada Primavera Negra de 2003, obtuvo el pasado 11 de junio una ‘licencia extrapenal’ con la que pudo abandonar el Hospital Julito Díaz de La Habana donde estuvo ingresado varios meses tras presentar severos problemas de salud debido a las múltiples enfermedades que padece.
Antes de ingresar en prisión, el disidente era un hombre activo y un reconocido boxeador que gozaba de un excelente estado de salud. Su peso era de 205 libras (94,3 kilos), pero de acuerdo al último registro médico su peso había descendido a 117 libras (53 kilos). También sufrió una paraplejia que lo dejó en una silla de ruedas, convirtiéndole en el preso político con el peor cuadro de salud.
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