La Voz de Galicia
Sería un gesto de solidaridad humana del Gobierno de Estados Unidos acoger a excarcelados políticos cubanos, pero la comisión que represento y los opositores no están felices con la idea de que los prisioneros de conciencia y otros tengan que cambiar la prisión por el destierro. No importa cuán hospitalario sea el país de acogida». Así valora Elizardo Sánchez, de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (Ccdhrn), una fórmula ideada por el Departamento de Estado de Estados Unidos para acoger a cubanos liberados y trasladados a España recientemente.

La propuesta del Departamento de Estado a su Oficina de Servicios de Inmigración y Ciudadanía trata de sortear el proceso habitual, ya que estos cubanos no pueden pedir asilo en EE.?UU. al considerarse que ya no corren peligro. Ese permiso especial, sin visado, permite a un extranjero entrar en el país por razones humanitarias (caso aplicado en julio al cubano Ariel Sigler, que quedó parapléjico en prisión) o interés del Gobierno estadounidense.

El plan, Significant Public Benefit Parole, no les otorga un permiso de residencia ni de trabajo, pero podrán pedirlo.

Un portavoz del Departamento de Estado, Charles Luoma-Overstreet, dijo que la embajada estadounidense en Madrid está ya informando a los afectados. Mientras, el asistente de Barack Obama para América Latina, Dan Restrepo, apuntó que la vuelta de Cuba a la Organización de los Estados Americanos está en manos de la propia isla.

Desde el 13 de julio viajaron a España 36 de los 52 presos del grupo de los 75 detenidos en la primavera negra del 2003 que el Gobierno cubano se ha comprometido a excarcelar antes de que acabe octubre. Uno de ellos, José Ubaldo, aceptó la acogida que le ofreció Chile, y otro, Arturo Pérez de Alejo, logró viajar después a EE.?UU. con su familia.

Además, está previsto que hoy lleguen otros dos, y en unos días, dos más, con lo que «serán 40 los disidentes liberados que aceptaron el destierro por las condiciones infrahumanas de las cárceles», asegura Sánchez. Y unos 200 familiares los que llegaron a Madrid.

Añade que «hay doce que no aceptan esa forma ultrajante de sacarlos de prisión y llevarlos directamente al aeropuerto sin despedirse». Pero el compromiso de Raúl Castro con el arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, también los incluye y «podrían salir de inmediato», comenta Elizardo Sánchez, pues no requieren pasaporte ni nada especial, «pero el Gobierno actúa de mala fe presionándolos». De los que han venido a España había más que pensaban en no viajar, revela, pero se rindieron ante la presión psicológica a ellos y a sus familias.

El anuncio de la Comisión Cubana de que se prepara la excarcelación de alrededor de un centenar de presos lo interpreta Elizardo Sánchez diciendo que «el Gobierno de los hermanos Castro está tratando de soltar lastre para mejorar la imagen internacional porque los presos políticos y sobre todo los de conciencia les concitan muchas críticas internacionales y piensan que con estas excarcelaciones pueden tener ventajas políticas y económicas para la derogación de la Posición Común de la UE».

«Ese centenar aceptaría hasta ir a Australia a criar canguros con tal de salir de la cárcel», concluye.

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Autor: La Voz de Galicia