Carta de Yenysel, hija del prisionero Antonio Sánchez
Hola, mi nombre es Yenysel Díaz Sánchez y soy hija del prisionero de conciencia Antonio Ramón Díaz Sánchez (Tony) encarcelado en la ola represiva de la Primavera Negra de Cuba en marzo de 2003.
Mi padre ha sido uno de los precursores coordinadores del Movimiento Cristiano de Liberación que junto a Oswaldo Payá entregó las primeras firmas del Proyecto Varela, dando así una esperanza al pueblo cubano de cambios pacíficos en la isla. Como recompensa el gobierno lo condenó a 20 años confinándolo en una prisión a más de 700 kilómetros de su hogar.
Ocho meses atrás fue trasladado al Hospital Militar al padecer una crisis de colitis ulcerativa idiopática adquirida en la propia prisión por las condiciones precarias en las que se encuentran. Durante estos meses la Seguridad del Estado le propuso a mi familia que si mi padre se ponía el uniforme de preso común, es decir, el de criminal, sería trasladado a una prisión más cerca de su hogar y su familia y con un régimen mejor. Como mi padre no aceptó este chantaje, le han castigado enviándole a una prisión situada a unos 500 kilómetros de su casa (Canaleta, Ciego de Ávila).
Lo más preocupante de esta situación son las condiciones precarias en las que se encuentra. Está encerrado en una celda que por el tamaño que tiene parece una jaula, con un hueco para las necesidades y una losa que le sirve de cama. Allí la oscuridad y la humedad son permanentes. No tiene ninguna posibilidad de comunicación con el exterior y su alimentación más bien parece la de un campo de concentración, además han obviado completamente la dieta prescripta por los médicos.
Esta situación de confinamiento en condiciones inhumanas, que daña su salud y le causa dolor y malestar permanente, es la tortura física y psicológica con la que se castiga a un ser humano que sólo está defendiendo su dignidad en condiciones de total desventaja física pero con toda la razón moral. De este hecho ya hace un mes y todavía no hemos tenido noticias de mi padre. No sabemos si está vivo o muerto ya que no le permiten visitas ni llamadas.
En nombre de mi hermana Lazara Massiel Díaz Sánchez de tan sólo 10 años de edad, les pido a todas las personas de buena voluntad que no dejen morir a nuestro padre en las mazmorras de las cárceles cubanas a manos de personas que no son capaces de respetar los derechos de un hombre que ha dedicado su vida a defender los derechos humanos de todo un pueblo.
Muchas gracias por su consideración.
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YDS
Hello, my name is Yenysel Díaz Sánchez, daughter of Antonio Díaz Sánchez (Tony), a prisoner of conscience in Cuba. My father was imprisoned during the repressive wave known as the Black Spring of Cuba during March 2003.
He is one of the original coordinators of the Liberation Christian Movement (Movimiento Cristiano Liberación). Tony, Oswaldo Payá Sardiñas, and Regis Iglesias Ramírez were the individuals responsible for submitting to the Cuban National Assembly the signatures collected as part of the Varela project. This act of courage, which took place in May 2002, gave the Cuban people a glimmer of hope that a peaceful transition to democracy would be possible on the island. As a reward, the Cuban government condemned Tony to 20 years in prison in a facility located more than 700 km from his home.
Eight months ago, Tony was transferred to the Carlos J. Finlay Military Hospital (located in the city of Havana and less than a mile from his house) for treatment of a case of ulcerative colitis contracted as a consequence of the precarious conditions of his confinement. In the last few months, Cuban State Security officials informed my father that, should he agree to wear the uniform of a common criminal, he´d be transferred to a nearby prison with better living conditions. As my father was unwilling to submit to this blackmail, he was punished by being sent instead to Canaleta prison in Ciego de Ávila prison (500 km from his home).
The most worrisome aspect of this situation are the deplorable conditions of Tony´s confinement. He has been placed in a humid punishment cell with the dimensions of a cage and with a hole for his basic bodily functions. He has a slab for a bed and doesn´t get enough light. Tony has no communication with the outside world and is subject to what can be described best as a concentration camp not withstanding the strict diet prescribed by the doctors.
The inhumane nature of Tony´s imprisonment is the source of his deteriorating health and chronic pain and discomfort. It is both physical and psychological torture, inflicted on an individual for attempting to defend his human dignity under the most disadvantageous of circumstances. It has been 25 days since my father was transferred to Canaleta and his family has received no news of his current status. The Cuban government has canceled all family visits. We have no idea whether he is dead or alive.
I ask all persons of good faith , on my behalf of my ten-year sister Lázara Massiel Díaz Sánchez, to prevent the death of our father in a Cuban dungeon at the hands of persons incapable of respecting the rights of a man that has dedicated his life to the defense of the human rights of an entire nation. Thank you for your consideration.
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YDS
Autor: Yenysel Díaz Sánchez