Vicisitudes de una Dama de Blanco
En Cuba la vida se hace muy difícil, y al cubano desde que se levanta de su cama le espera un rosario de dificultades ya que aquí reina la más desoladora miseria que alguien se pueda imaginar.
Todos los días por las mañanas el cubano de a pie va a la bodega (siempre desabastecida) donde hace mas de 40 años tenemos una libreta de racionamiento, mal llamada de abastecimiento, por la cual te entregan un panecito de 80 gramos (que nunca llega a los 80). Pero una vez que tienes el pan en la casa es imposible comérselo, porque la harina con la que lo confeccionan es de pésima calidad, el aceite o la manteca que lleva el pan, no se la echan porque los panaderos venden esa materia prima en el mercado subterráneo, para aumentar sus pobres salarios. En definitiva, no es pan lo que dan sino un engendro horrible. Como el pan está tan malo yo lo vuelvo a tostar en el caldero que tengo (carezco de cocina de horno).
Después de este encontronazo mañanero hay que buscar algo para comer con el pan, y ahí comienza otro grave problema. La mantequilla, queso, pasta de cualquier tipo, cereal, jamón u otro producto similar sólo se venden en tiendas por divisa (dólares), y al pueblo cubano trabajador sólo se le paga su salario en moneda nacional, y el cambio está a 24 pesos por un dólar. Pero los salarios son muy bajos, como promedio son unos doscientos y pico pesos al mes que son unos 8 dólares. Y ni hablar de la leche, producto únicamente para los niños que tengan menos de 7 años. Por lo tanto me como el pan solo y si puedo con algún jugo o refresco, o también la gente usa agua con azúcar, y así con este magro desayuno salgo a resolver otro grave problema para los cubanos: el almuerzo.
Fui al agro mercado de los mal llamados campesinos, pues ellos son los intermediarios, no los campesinos, que están muy cerca de mi casa, pero allí no pude comprar nada porque los precios son muy elevados aunque estos están mejor surtido y con más calidad que los mercados del Estado.
Entonces decido montar en mi pequeña bicicleta y voy como a 20 y pico de cuadras donde hay un mercado estatal porque los precios son unos centavos mas bajos que en los otros. Compré viandas, algún vegetal, pero el desabastecimiento es muy grande y apenas se puede conseguir algo, por supuesto no pude comprar proteína animal porque la carne de puerco o de carnero, es muy cara y la cuenta no me da para esos lujos. La carne de res o pollo está en las tiendas en divisa, yo sólo puedo adquirir los productos que están a mi modesto alcance económico.
Con mi jaba llena de mercancía monto en mi pequeña bicicleta pero la felicidad me dura muy poco, se me pinchó la bici. Esto es otra gran tragedia, aquí el transporte público apenas existe y muchos cubanos usamos las bicicletas para realizar nuestras actividades diarias, como el ir al trabajo, a un hospital, al mercado, etc.
A pesar de que muchos habaneros tienen bicicletas, apenas si existen las piezas de repuesto para estas. Yo había comprado una llanta nueva en una tienda en dólares porque no la había podido conseguir en moneda nacional, no aparecen, pero me duró muy poco la llanta. Dice el hombre que ya vienen podridas desde China, volví otra vez para tratar de comprar otra, pero simplemente me dicen: no hay, no han llegado, y mi bici está constantemente pinchada.
Tuve que bajarme de la bici y acarrear con ella y con la jaba con los alimentos, y todo eso me era muy difícil y doloroso teniendo en cuenta que eran como 10 cuadras las que me faltaban para llegar a casa, pero yo vivo en un primer piso por lo que tuve que subir primero la mercancía hasta la mitad de la escalera (porque tengo displacía en el seno y no puedo cargar peso) bajo y cojo la bici y la subo y así por pedazos es que puedo llegar hasta mi casa más muerta que viva.
Pero tan pronto como llegué me percate que se había ido el fluido eléctrico, lo cual es muy frecuente porque están ahorrando en petróleo, y esto implica otro problemas más porque si no hay electricidad no hay agua, porque el motor eléctrico es el que la sube desde la cisterna hasta los tanques en la azotea del edificio para ser distribuida por los 24 apartamentos del inmueble. Pero aunque parezca increíble para alguien que no sea cubano tampoco había gas, lo cual ocurre con mucha frecuencia. Por lo tanto no pude hacer el almuerzo.
No me quedó otra alternativa que ir a una tienda en dólares y escoger entre los productos el que está más asequible a mis modestos recursos, me compré una lata de sardina y con unos tomates de ensalada me preparo mi almuerzo, que fue tan frugal como el desayuno.
Pero no voy a seguir contando la retahíla de vicisitudes que tengo que afrontar diariamente para poder sobrevivir en este país.
En Cuba tenemos dos palabras de uso muy frecuente: esto no es fácil, refiriéndose a la situación tan critica que hay en el país, y la otras es: no coger lucha, o su variante, aquí luchando por la vida, porque en verdad hay que ser un valiente, un héroe para vivir aquí y no volverse loco. Pero desgraciadamente muchos cubanos se han refugiado en el alcoholismo para evadir la trágica situación en que nos encontramos, y otros en el suicidio para aliviar sus miserias, y también están los que juegan a la bolita, una especie de lotería que escuchan por la radio extranjera, esto último es muy oculto porque está perseguido por el gobierno.
Otro medio utilizado para aliviar tantas desgracias juntas son las famosas antenas clandestinas, los cables que se tiran de una casa a otra y ven un canal extranjero para huir de tanta politiquería y adoctrinamiento comunista, pero esto es gravemente penado por el gobierno con altas multas y decomisos en las viviendas, aunque algunos se arriesgan y las ven para aliviar un poco la crudeza de esta vida de perros que llevamos.
El pueblo cubano se ha refugiado en todo tipo de evasión posible a su alcance para atenuar algo la desgracia en que se vive diariamente, porque lo mas tétrico es que no vemos una solución inmediata.
Ah! Al finalizar este escrito me llegó una grata sorpresa dentro de tantas vicisitudes, el hermano Frank Hernández Trujillo a través de su grupo humanitario de ayuda a los cubanos, el GAD Grupo de Ayuda a la Democracia me, envió las dos gomas y las cámaras para que pudiera montar en mi pequeña bici y así aliviar en algo tantas vicisitudes que tengo que afrontar en esta isla-prisión.
Autor: Dolia Leal Francisco