Un mensaje desde las cárceles cubanas
Agradezco a todas las personas que de buena voluntad nos brindan cariño y solidaridad en estos difíciles momentos en que mi esposo, el doctor Darsi Ferrer, fue encerrado en prisión indebidamente por sus ideas y pensamiento político.
El no es el primer cubano, ni será el último, que esté dispuesto a sufrir los castigos de un régimen que desprecia a su pueblo y viola sistemáticamente los derechos y libertades de los seres humanos.
Nosotros no nos arrepentimos de vivir consagrados a la lucha pacífica por el bienestar de nuestros compatriotas, cada injusticia lo que hace es sumar más razones para sostener nuestro compromiso con los ideales democráticos.
Darsi me ha contado que en la cárcel Valle Grande, donde lo tienen injustamente preso, las condiciones de vida son infrahumanas. Todas las compañías están superpobladas, con un alto índice de hacinamiento, hay presos que duermen en el suelo en medio de los pasillos. La ventilación del lugar es escasa y el calor insoportable, para más crueldad la dirección del penal les prohíbe que tengan ventiladores. El suministro de agua es por unos pocos minutos 2 o 3 veces al día, la que además está contaminada y provoca frecuentes enfermedades. La alimentación no cumple con los requisitos básicos, la cantidad es poca, su elaboración es pésima y sin higiene. Por las compañías pululan los vectores de enfermedades como ratas y mosquitos. Los presos tienen que hacer sus necesidades fisiológicas en letrinas tipo turco, antihigiénicos y sin privacidad. El trato de los guardias es cruel y degradante, la diversión de la mayoría de ellos es humillar a los reclusos.
Según Darsi, una de las mayores injusticias es la cantidad de personas con enfermedades invalidantes, cuya salud resulta incompatible con el régimen carcelario, los hay inválidos, enfermos siquiátricos y con muchas otras limitaciones y discapacidades.
En esas condiciones traumáticas de la prisión a los reclusos no se les garantiza un adecuado tratamiento médico, hay enfermos que se agravan y mueren sin que los lleven al puesto médico o recibir el tratamiento que necesitan. Los doctores sólo tienen posibilidad de tomar la presión arterial y realizar electrocardiogramas, ni siquiera cuentan con pruebas diagnóstico como parcial de orina, glicemia, hemoglobina, entre otros análisis complementarios que son indispensables para evaluar a los enfermos. Los casos con alguna patología infecciosa son aislados en los calabozos de castigo penal.
Mi esposo se siente fuerte de espíritu, a pesar de no tener libertad física su conciencia es libre y su compromiso con la libertad del pueblo cubano es hoy mayor.
Un mensaje del doctor Darsi Ferrer a sus amigos es que no se concentren en su salida de prisión, sino que cada vez luchen de manera más determinada porque haya justicia en nuestra nación y oportunidades de una vida digna para todos los cubanos.
Por mi parte haré lo posible por mantenerlos informados de la situación de Darsi. No descarto que la Seguridad del Estado tenga planeado atentar contra su vida, ahora que lo tienen conviviendo con delincuentes comunes y personas peligrosas que, por recibir beneficios en la prisión, son capaces de hacerle el trabajo sucio a cualquiera que se lo pida. Si algo le ocurre a mi esposo, responsabilizo al gobierno cubano, por ello y de antemano garantizo que también tendrán que matar a nuestro pequeño hijo y a mí.
Darsi no está solo, cuenta con una familia que no permitirá que atenten impunemente contra su integridad física.
Gracias a todos y que Dios los bendiga.
Activista cubana de derechos humanos.
Enlaces: Solidaridad Española con Cuba
Autor: Yusnaimy Jorge Soca-El Nuevo Herald