El Periódico
En marzo del 2008, Laura Pollán se plantó en el Consejo de Estado para que se le entregara a Fidel Castro el libro Enterrados vivos, sobre las cárceles, que escribió su marido, Héctor Maseda Gutiérrez. Es uno de los 75 disidentes encarcelados con juicios sumarísimos en la Primavera Negra del 2003 en Cuba. Pollán perdió entonces su trabajo y luego cofundó las Damas de Blanco. Su marido no pudo asistir ayer al funeral de Orlando Zapata porque sigue enterrado vivo.

–¿Tras la muerte del disidente Orlando Zapata, siente rabia, tristeza, desesperación, humillación?
–Y un dolor muy profundo. Además, impotencia, porque este Gobierno no tiene sentido de la humanidad.

–¿Pensó que las autoridades cubanas lo dejarían morir?
–Nunca. Incluso hasta hace dos días pensé que le iban a comenzar a alimentar, a mejorar su estado de salud para darle la libertad.

–¿Entonces?
–Nadie lo entiende. Pienso que el Gobierno sabe que no solamente las Damas de Blanco, sino el mundo entero está acusándolo y responsabilizándolo por esta muerte. Tendrían que haberlo llevado al hospital civil hace 15 o 20 días.

–¿Ha hablado ya con la madre de Zapata?
–Después del fallecimiento, no. Su teléfono ha estado apagado. No sabemos si no tenía cobertura o le habían hecho algo para que no pudiera hablar.

–¿Qué pidió durante su huelga de hambre de 85 días?
–Algo muy sencillo: estar solo en una celda, no convivir con asesinos, violadores, delincuentes. Era un preso de conciencia, un preso político. Además, pedía recibir alimentos periódicamente, porque nunca comió nada del Gobierno. Tampoco quería ponerse el uniforme de los presos comunes.

–¿Compartir una celda con un preso común en Cuba qué significa?
–Se supone que un preso político está encerrado por sus ideas, no es un ladrón, un violador, un asesino. Además, los presos comunes, en muchas ocasiones, son provocadores. Son capaces de molestar e incluso de golpear a los presos políticos.

–¿Las organizaciones internacionales visitan las cárceles cubanas?
–No. Este Gobierno jamás ha permitido que entren. Incluso hace más de 20 años que no entra el Comité Internacional de la Cruz Roja.

–¿Los cubanos sabían que había un preso político en huelga de hambre?
–En Cuba, muchas personas escuchan Radio Martí (financiada por EEUU). Las Damas de Blanco también hicimos algunas acciones.

–¿Habrá algo más que condenas a nivel internacional?
–Claro. Todas las organizaciones de derechos humanos, los gobiernos que respeten los derechos humanos y las personas de buena voluntad alzarán su dedo señalando como único culpable al Gobierno de Cuba. Incluso las personas que aún creen que este Gobierno tiene algo de bueno. Esto es un símbolo de que no se respetan los derechos humanos. En Cuba no se valora la vida de los presos. La prepotencia es tan grande, que lo único que importa son ellos, seguir en el poder y su demagogia.

–¿El fallecimiento de Zapata puede afectar a la política de la Unión Europea hacia Cuba?
–Creo que sí. En estos momentos, España está tratando de eliminar la posición común para que algunos países sean más sensibles con Cuba. Con esto, se ha visto que no hay ningún avance en materia de derechos humanos. Por lo tanto, no hay por qué cambiar esa política, ya que Cuba no ha dado un paso adelante.

–¿Puede repercutir negativamente en el resto de presos políticos?
–Claro. Zapata era uno de ellos. Podemos considerarlo otro Pedro Luis Boitel (preso político muerto en 1972 en una huelga de hambre), que fue capaz de perder su vida y no doblegarse.

–Han pasado casi 40 años de eso. ¿Todo sigue igual?
–Igual. Al Gobierno no le importa la vida de los presos. En Cuba, un preso y un perro son lo mismo.

–¿Teme también por los que, como usted, apoyan a estos presos?
–De este Gobierno no dudamos nada. Nos han hecho muchos actos de repudio. Incluso nos han dado golpes, humillado, vejado. No nos permiten ejercer nuestro derecho. Va a continuar mientras estén en el poder los hermanos Castro. Pero nunca vamos a doblar nuestra línea, es una línea pacífica. Estamos ejerciendo nuestro derecho a pedir la libertad de los presos políticos.

–¿Cuándo fue la última vez que visitó a su marido encarcelado?
–El lunes pasado y está bien.

–Cuando vea a la madre de Zapata en el funeral, ¿qué le dirá?
–Lo único que podemos hacer es darle abrazos. No hay palabras en el mundo que puedan consolar a una madre que ha perdido a su hijo en estas circunstancias. Ella es muy fuerte. También luchó hasta el final.

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Autor: El Periódico