Las ideas siempre florecen
La Sociedad de Periodistas Manuel Márquez Sterling surgió el 31 de mayo de 2001, cuando la prensa independiente en Cuba se encontraba en pleno apogeo. De sus 50 miembros, 20 fueron secuestrados en toda Cuba los días 18, 19 y 20 de marzo de 2003. Forman parte de los 75 que el gobierno trató de silenciar esa primavera negra. La mayoría de esos prisioneros de conciencia continúa en las horribles prisiones, pero todos siguen dando frutos para orgullo de los cubanos.
Ricardo González Alfonso es su presidente desde la prisión, donde cumple una condena de 20 años y actualmente se encuentra convaleciente de una operación quirúrgica. Son cuatro ya las soportadas, además de otras enfermedades. Son tres los libros de poesía editados desde su enclaustramiento.
Los injustos y amañados procesos judiciales, los cientos de años de cárcel en conjunto dictados, las celdas de castigo en solitario, las huelgas de hambre, la convivencia con reos comunes de alta peligrosidad, la magra comida pestilente, el agua contaminada, los insectos y roedores, la mala asistencia médica, la tortura psicológica y la tortura física sin dejar huellas visibles, el dolor ocasionado por el sufrimiento a cientos de kilómetros de distancia de hijos pequeños o adolescentes, padre y madre ancianos, no han menguado la dignidad y las convicciones de esos hombres. Continúan desde las prisiones escribiendo o enviando noticias, a pesar de la represión. También los excarcelados por motivos de enfermedad, y que pueden ser regresados a las cárceles, se esfuerzan por denunciar y plasmar el duro acontecer en Cuba y, sobre todo, lograr la libertad de sus compañeros.
La Sociedad de Periodistas Manuel Márquez Sterling surgió por la tenacidad y madurez del movimiento de los periodistas independientes. No discriminaba por posiciones políticas o de credo, no excluía por pertenencia a una u otra agencia, o por no pertenecer a alguna. Muchas planillas de solicitud de ingreso quedaron en espera de análisis y confirmación.
Estaba casi al cumplir sus dos años de existencia, pero ya mostraba frutos apreciables. Los cursos para la superación de los entusiastas periodistas fueron imposibilitados por la Seguridad del Estado. Sin embargo, no pudieron impedir que en la Biblioteca Independiente Jorge Mañach trabajaran afanosamente Ricardo González, Raúl Rivero y Elida Viso Bello, junto a un nutrido grupo de colaboradores.
La revista De Cuba fue su principal logro. El número inicial salió en diciembre de 2002 y el segundo en febrero de 2003, pero sus primeros 250 ejemplares fueron robados por la policía política durante el registro en casa de Ricardo. Era un esfuerzo plural, respetuoso y democrático. El gobierno había alardeado de que no se podría lograr en el país semejante osadía, pero estaban surgiendo esfuerzos similares en algunas provincias, como Camagüey, donde Normando Hernández y sus colegas hacían la suya, por eso la ferocidad contra las personas portador de las peligrosas armas letales de las ideas.
Como reconocimiento a quienes estaban en las cárceles o perseguidos, la Universidad de Columbia, en Nueva York, otorgó a la Sociedad su Premio de Periodismo pocos meses después. Muchas organizaciones internacionales han expresado su solidaridad permanentemente y denuncian la injusticia del encarcelamiento, así como los tratos inhumanos a todos los periodistas independientes en prisión y la persecución a aquellos que han seguido su ejemplo en todo el país.
Quienes hoy coquetean con las autoridades de un régimen totalitario, violador de todos los derechos humanos, comprendido el derecho a la libertad de expresión y asociación, procurando posesionarse ante un eventual cambio de dirigentes que no logran aún identificar, deberían reconocer su complicidad y la injusticia que comenten.
Los prisioneros de la primavera negra del 2003, y muchos otros reos de conciencia y prisioneros políticos pacíficos forjan desde hace años el futuro. Ellos, si logran sobrevivir, serán también los dirigentes de Cuba democrática. Vergüenza deberían sentir dondequiera que se encuentren quienes contribuyen a su aniquilación por intereses mezquinos. Todos tienen que ser liberados inmediata e incondicionalmente porque son inocentes.
Autor: Miriam Leiva