Excelentísimo dictador
Cinco días después de que Fidel Castro afirmase en una de sus reflexiones que en Cuba no se tortura a los presos políticos, una de las Damas de Blanco, Laura Pollán, decidió entregar en persona en el Consejo de Estado el libro que su esposo, Héctor Maseda, ha escrito sobre su paso por cuatro cárceles de la isla desde que fue detenido en la Primavera Negra de 2003. El periodista independiente del Grupo de Trabajo Decoro refuta en el libro al convaleciente dictador acerca de las condiciones de presidio en la isla. Pero el ejemplar que la dama de blanco dejó el pasado 27 de marzo en la sede del máximo órgano ejecutivo en la Plaza de la Revolución tenía una particularidad: la dedicatoria a Fidel Castro del puño y letra de Héctor Maseda.
Aunque este preso político, de 65 años, la escribió en septiembre, las líneas trazadas sobre un pedazo de papel que los disidentes se las ingeniaron para sacar de prisión y que Pollán pegó en la carátula interna del libro, no pueden ser de mayor actualidad. «Permítame obsequiarle un ejemplar de mi nuevo libro testimonio titulado «Enterrados vivos», tomo I. Espero que su lectura lo convenza de la realidad que existe en las ergástulas cubanas y nunca más afirme -al menos en público, como lo ha hecho- que en ellas las autoridades carcelarias cubanas no emplean métodos crueles, inhumanos y degradantes contra la población penal para someterla».
Este 22 de marzo, cuatro días después del quinto aniversario de la mayor redada contra la oposición de los últimos tiempos en Cuba, en la que 75 opositores fueron privados de libertad por expresar sus ideas de modo pacífico, el octogenario líder de la revolución les llamó «vendepatrias» e instó a EE.UU. a tratar a la «población penal» igual que en la isla. «¡Qué enorme diferencia entre los métodos del Gobierno de Estados Unidos y los de Cuba!», escribió el dictador cubano. «Ninguno de los mercenarios -continuó Castro- fue torturado ni privado de abogado o juicio…».
Laura Pollán no se quedó atrás en la valentía de su esposo. Vestida de blanco, el «uniforme» de este grupo de mujeres familiares de presos políticos, se presentó en la Oficina de Atención a la Población del Consejo de Estado con el libro dedicado. La funcionaria tomó el ejemplar y quiso saber quién era Héctor Maseda. «Cuando le respondí que es un preso político, se puso nerviosa, no quiso darme el formulario de entrega, entonces yo escribí el acuse de recibo en un papel cualquiera y le pedí que le pusiera el cuño del Consejo de Estado», explicó Pollán durante una conversación telefónica con ABC.
Dos valientes
La opositora restó importancia a su paso dado en el Consejo de Estado, así como al liderazgo que ejerce entre las Damas de Blanco. Primero aseguró que «lo más importante es lo que le pide Héctor, que no vuelva a decir en público que no existen tratos crueles contra los presos». Pero luego se explayó con que «el acto de valentía es de mi esposo y de todos los protagonistas de este triste episodio… es tan grande el dolor y el amor que sentimos que cruzamos la línea entre el temor y el valor sin darnos cuenta».
Las Damas de Blanco presentaron el libro en La Habana el pasado 18 de marzo. Dos días después se dio a conocer en Miami y la ONG Solidaridad Española con Cuba lo presentará en Madrid el próximo mayo.
En «Enterrados vivos» Maseda no sólo ahonda en la situación de los prisioneros políticos, las humillaciones y los malos tratos que sufren, así como las condiciones infrahumanas en las que viven, sino también en el submundo de las cárceles cubanas en general. «Lo más desgarrador de su testimonio es como presos comunes menores de edad son convertidos en homosexuales a la fuerza; una golpiza te duele, pero a esos muchachos los desgracian para toda la vida», subrayó Pollán.
A pesar de este entierro en vida, Maseda sigue sin problemas graves de salud en la prisión de Agüica (Matanzas) y «firme en sus convicciones», según su esposa. El matrimonio ya ha empezado a sufrir las primeras consecuencias. «Nos cortan los 25 minutos de conversación telefónica semanal», denunció la dama de blanco, que se indigna ante la «falta de respeto» de Castro por llamarles «vendepatrias»: «No lo hacen por dinero, ningún dinero del mundo puede comprar la dignidad de quienes buscan un mejor futuro para Cuba».
«Enterrados vivos» se ha presentado ya en La Habana y Miami. Una ONG española lo dará a conocer en Madrid
Autor: Carmen Muñoz (publicado en ABC)