El impasible coraje de las Damas de Blanco
Dos años y medio de represión, de angustia ante las constantes amenazas, de temor ante las posibles consecuencias: las enfermedades, las torturas físicas y psicológicas, la desaparición sin explicaciones que por desgracia siempre acecha… Todo esto y más han debido soportar este grupo de mujeres que en Cuba luchan por la libertad de sus esposos, de sus hijos, de sus familiares encarcelados, desde la Primavera Negra de 2003, y de otros que han sido detenidos desde hace muy poco.
Las Damas de Blanco, nombre que ellas adoptaron desde el inicio y con el que las conoce el pueblo cubano porque desde entonces se visten con ropas blancas en símbolo de paz y de la inocencia de esos presos, recibieron el Premio Andréi Sajarov, que recompensa a personalidades que luchan contra la opresión, el fanatismo y la intolerancia. Lo hicieron junto a Reporteros sin Fronteras y a la abogada nigeriana Huawa Ibrahim. Cualquier persona que ame la paz y la libertad deberá sentirse muy satisfecha con el otorgamiento de este reconocimiento a estas dos organizaciones y a la abogada.
Particularmente soy muy feliz por Las Damas de Blanco, porque estas mujeres han sobrevivido dentro de Cuba con una dignidad que es la que realmente hoy debe representar a nuestro país, y no ese castrismo indecente que algunos gobiernos, entre ellos el español, aprueban y apoyan. Laura Pollán -esposa de Héctor Maseda Gutiérrez- y Miriam Leyva -esposa de Oscar Espinosa Chepe, quien se encuentra, por razones de salud, bajo licencia extrapenal, o sea, en su casa, pero que corre el riesgo de volver a la celda, en la prisión sumamente lejana donde se encontraba- son sólo dos nombres importantes de entre este grupo de mujeres. Debo recordar que Oscar Espinosa Chepe y su esposa han sido invitados en varias ocasiones al extranjero y que el Gobierno cubano no les ha dado la tarjeta blanca, o sea, el permiso o visado de salida que necesita cualquier ciudadano cubano para viajar.
Hará cuestión de un año y medio, los periodistas Dennis Rousseau y Corinne Cumerlato, quienes habían trabajado como corresponsales de prensa en La Habana, organizaron un homenaje a Raúl Rivero -todavía en prisión en aquel entonces- y a los 75 presos de la Primavera Negra. Para mí constituyó un inmenso honor participar en este evento junto a la figura de Jorge Semprún. Decidí vestirme de blanco, en homenaje a estas valientes mujeres. Jamás olvidaré las palabras de Laura Pollán en el documental que se presentó aquella noche, titulado precisamente Primavera Negra en Cuba; ella dijo que lo único que le quedaba era su vida y que tendrían que matarla si querían callarla, y que ella no se callaría mientras su esposo estuviera en prisión. Tampoco puedo olvidar a esa anciana, sumamente huesuda, sufrida, contando cómo la golpeó la policía castrista cuando solamente preguntó por sus tres hijos encarcelados.
¿Cuál ha sido la fuerza de las Damas de Blanco? Por encima de todo, la paciencia. A mi juicio ha sido eso, una enorme paciencia.Porque estas mujeres no representan ninguna organización o tendencia ideológica; estas mujeres sólo piden la libertad y la paz. ¿Cómo lo hacen? Una vez por semana caminan unidas, desde la casa de Laura Pollán hasta la iglesia de Santa Rita, en Miramar, con flores blancas en las manos, vestidas también de blanco, en silencio.Una vez en la iglesia, rezan y piden por sus familiares y de nuevo regresan a casa.
Reunidas en la humilde residencia de Laura Pollán, leen poemas escritos por los presos o dedicados a ellos, revisan los artículos que les llegan de los periodistas independientes, rememoran momentos felices del pasado y se atreven a soñar con el futuro, un futuro democrático para la isla cárcel.
Lo curioso es que el hecho de que este grupo de mujeres camine silencioso por las calles habaneras, vestidas todas de modo diferente y con flores en la mano, se haya convertido en un acto de protesta en contra del Gobierno y, lo peor, que el régimen haya enviado a las turbas, a las fieras de la Federación de Mujeres Cubanas, dirigidas por Vilma Espín, esposa de Raúl Castro, y a las Brigadas de Respuestas Rápidas, grupos represores del régimen, para golpear, escupir, humillar, a las Damas de Blanco. Esto ha ocurrido en varias ocasiones y las Damas de Blanco han respondido elevando los brazos para que no quede duda, ante la prensa extranjera, de que no son ellas las que golpean. Ellas entonan cantos religiosos o canciones cuyas letras evocan el amor y la libertad. O sencillamente rezan a coro.
Según me han contado, estas humillaciones se han extendido a sus hijos en las escuelas. Como explicó el hijo del ex preso político y poeta Manuel Vázquez Portal y de Yolanda, otra Dama de Blanco, en el programa televisivo de Oscar Haza en Miami.Manuel Vázquez Portal fue liberado poco después que Raúl Rivero, también con licencia extrapenal, y a él si le permitieron salir de Cuba junto con su esposa e hijo. El niño de unos ocho años contaba cómo lo insultaron cuando le pidieron que redactara una redacción en la escuela que debía leer en voz alta; él decidió hablar de su papá, un poeta encarcelado, y de lo que significaba para un ser humano la libertad y la paz.
Me pregunto por qué no se ha tomado con el mismo entusiasmo, por qué aún no se ha apoyado mundialmente, como se hizo con las Madres de la Plaza de Mayo -mujeres en las que se inspiran las Damas de Blanco, ellas mismas lo han reconocido- estas marchas pacíficas por la libertad. Me lo pregunto, y tengo la respuesta.Y es una respuesta que duele muy hondo: La tragedia de los cubanos, 46 años de dictadura, moviliza aún demasiado lentamente y a muy pocos todavía.
El día en que supe la noticia del premio llamé enseguida a la casa de Laura Pollán. Hablé primero con Miriam Leyva y luego con Laura, pude percibir una gran emoción en las palabras de ambas, la emoción del compromiso con la verdad, esta vez por fin reconocido. La esposa de Héctor Maseda me dijo que ya habían podido dar la noticia a algunos presos, no a todos, solamente a aquéllos con los que habían podido comunicarse por teléfono y que todos estaban muy contentos. Contentos en sus celdas, orgullosos de sus mujeres, resueltos a seguir pidiendo lo que pedían antes de entrar en la cárcel, cambios democráticos en su país.
También llamé a Robert Ménard, el presidente de Reporteros Sin Fronteras en Francia. Este periodista y los que hacen su equipo luchan cada día por la libertad de expresión en el mundo y no han cesado ni un segundo de protestar en contra de los abusos perpetrados por Fidel Castro contra los periodistas opositores.Mucho hicieron por la libertad de Florence Aubenas y por la de Raúl Rivero, entre otros. Ménard me confió, también muy conmovido, que ellos dedicarían su premio a las Damas de Blanco.
La Unión Europea ha hecho una gran obra de justicia entregándole este premio a estas tres entidades. Esperemos que las Damas de Blanco, las damas cubanas de la paz, puedan salir de su país para recoger el premio y, lo más importante, que después puedan regresar, sin problemas. Y, lo que sería todavía mejor, que sus familiares pronto se encuentren libres.
Autor: Zoé Valdés
Lugar: España (Tribuna Libre)