El legado de Fidel Castro
En septiembre de 2006 los periodistas Luis Losada y Miguel Gil lograron traspasar las barreras de la burocracia cubana para conocer de primera mano la vida en la isla caribeña.
Sus cámaras de fotos nos ofrecen una imagen fiel del legado del que ha regido con mano de hierro los destinos de Cuba durante los últimos 48 años: casas destrozadas, miseria en las calles, rostros hambrientos y desesperanzados, propaganda abrumadora la omnipresencia de la policía. Unas imágenes impactantes que seguramente no dejarán indiferente al lector.
El castrismo se ve, se siente, se huele. Pero sobre todo se sufre. La cartilla de racionamiento apenas alcanza para sobrevivir hasta el día 12 del mes. A partir de entonces, los cubanos están obligados a “inventarse” su existencia a diario en un mercado negro prohibido, pero tolerado por el castrismo. Los cubanos trafican indistintamente -o en paralelo- con puros, televisión por cable… y mujeres.
“Cuba pasó de competir con Chile en los primeros puestos de América Latina a competir con Haiti en los peores ratios de desarrollo”, señala Miriam Leyva, periodista independiente y portavoz del Movimiento de las Damas de Blanco de mujeres, novias y hermanos de los 317 presos políticos que todavía mantiene el régimen. Su marido, el economista Oscar Espinosa Chepe, fue represaliado y posteriormente encarcelado por el régimen castrista por proponer una transición similar a la ‘glasnost’ o la ‘perestroika’ soviética.
El legado de Fidel Castro también analiza la opinión que la disidencia de la isla mantiene en relación a la transición cubana. Una transición que habría comenzado el 31 de julio de 2006, fecha en la que se anunció la intervención de Fidel Castro y la cesión ‘temporal’ del mando en su hermano Raúl.
Todos coinciden en la urgencia de liberar a los presos políticos. Pero disienten en cuanto al modelo de apertura. La mayoría de los disidentes sostienen que es necesario avanzar hacia una apertura económica que propicie –sin prisa, pero sin pausa- una transición pacífica a la democracia. Argumentan que el 70% de los cubanos no ha conocido otro régimen que el castrismo, y que existe riesgo grave de derramamiento de sangre.
En definitiva: apuestan por un ‘modelo chino’ de transición que al líder del Movimiento Cristiano de Liberación (MCL), Oswaldo Payá, le parece “un cuento chino”. Conviene destacar que Payá es el único disidente que no proviene de las filas castristas y que el MCL es el movimiento disidente más fuerte en la isla. Una distancia que le permite afirmar que el comunismo es “perverso y pervertidor”.
En la entrevista que cierra El legado de Fidel Castro, Payá destaca además la necesidad de que la transición genere una confianza que permita derrumbar los miedos que la sociedad cubana tiene al cambio.
Por su parte, el diputado Jorge Moragas plantea en el prólogo de El legado de Fidel Castro la necesidad de que España impulse una modificación de la política común europea para que la UE exija a Cuba de manera contundente el respeto de los derechos humanos, la liberación de los presos políticos y acometa los pasos que permitan caminar hacia un modelo democrático.
Autor: Luis Losada Pescador (publicado en ForumLIbertas.com)